domingo, 6 de noviembre de 2011

Prosa rosa de mujer

Hongos con olor a champagne. Champagne de una noche buena brindado con odio, fermentó alguna vez. Odio del pan del vino y del cuerpo; el mismo que se desnuda esa mujer a luz o crepúsculo de una boquita como un pez koi.
  Chaparrones en la ventana. Ojala. Ojos de ventana sin agua desean. Luces que no son reflejo de ningún festejo. Poesía que no rima adrede.
  Puntos puntos. Putos puntos que dirigen la escala que hace el tren bajando por el esófago a digerir. Palabras o comida, ay mujeres…Pasa el tren, fácil ya, atraviesa el medio del pecho pero sin doler porque han cavado el túnel los mineros.
  Cabrones. Como una concha abierta montañas explotadas.  Radio que suena a un volumen de voces, muy bajo para escuchar, muy difícil para dormir y muy raro que el que toque esa puerta en esta luna madrugada seas vos. Ente misterioso. Ojala tuvieras nombre.  
  Ojala no fueras, una sombra negra plagio de todos ellos que se lavaron la cara muy fuerte. 

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