Yo se que me espera, se que en el viento compartido, en el hijo del gusano del gusano que comió de la tierra que comieron mis garras, nos comunicamos. Sabe que estoy y sabe de donde vengo. El problema acá, es desde cuando.
Mis saltos de niña gato vibrando en un suelo que perdura, perduró ¿desde cuando? Se que el viento me envuelve la nariz de fervorosa curiosidad que me espera, que me llama. Me estas llamando. Oscuridad, primigenia de la luz de un fuego que nació, quien sabe cuando. Si destruyó, dio vida, o las dos cosas. Todo lo que pasa acá a la vuelta me toca. Todo número que veo y se desarma, libro que se lee y se cierra y abro yo como desgarrando la soga que le salva la vida al mártir, en un baño o una plaza. Me infecta la cabeza, ¿Qué tenes para mi?
Caos que emerge, todo se lo lleva, todo lo trae, y en el ápice de mis pestañas lo se. En la estela que nos recorre a todos, en la información fotocopiada en el oxigeno, compartimos men, y me da miedo: no te conozco (¿o si?) y el tiempo, el tiempo se va de las manos porque es uno solo, que las ata y las quema, las suelta y las recorre y lo único que pueden tocar es tu cara, cada vez mas grande, cada vez mas vieja. Cada hoja nacida y cada hoja podrida signo, de que existe. Existe y es inmenso o muy chiquito. Tamaños: neuronas alimentadas por luz envejecida, que muere en la pésima reproducción, debilucha reproducción, desviada por un montón de cosas que están allá arriba. ALLA mucho más fuertes que todo esto. Cuan gigante es el jardín para Gina, cuan chico es el patio para mí. Cuanto aire que le sobra a la tierra, aberrante para mis pulmones insignificantes que comen de las sobras. El afuera de todo también esta adentro, el antes y el después del globo.
Soy un sapo que caza con la lengua todas tus moscas de muerto, fantasmita.
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