martes, 1 de noviembre de 2011

Pretérito perfecto


A pesar de  tu cintura castigada por los brazos de mis piernas  
cayó la luna con la cana
a los pies de tu cama
atando cada gota y cada alma    
en cada una de las tres patas de tu silencio compungido y denunció
que nunca hubo flores
denunció el espejo demasiado cerca
en la lejanía que acercaba, acentuando cada curva
fundiéndolas  en una sola órbita 
que giraba y paseaba, iba y volvía
alrededor del sol
del foco que daba luz a la llama.
Lúgubre habitación. 

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