jueves, 12 de enero de 2012

H

Estoy usando una remera de un color que detesto. Es una táctica muy buena, para levantar la cabeza, porque llego a voltear, y con uno de mis ojos alcanzo a ver la manga del color insoportable y un revoltijo en la panza me va hacer querer vomitarte los pies.
 No es gracioso. Los colores son esenciales, la vista puede decidir quien vive y quien muere.
 Llego a voltear, y ver ese color detestable que esta acechando desde siempre ahí. Al titiritero veloz que estruja de hambre los estómagos de la gente. A ese que no le gusta nada el color rojo, pero se baña en ríos de sangre.  Llego a verlos y mis pies van a clavarse como una espada y no van a pasar.   

Libertad
No importa nada.
Si los techos  tocan los cielos alzaremos las banderas más alto. Los esperamos, acuñados bajo el bronce de las patas del caballo del señor, que cruzo Los Andes hecho mierda.

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