La osa mayor
desde la pelusa de mis ojos
sin delinear, suficiente geografía.
La cerveza me enfriaba la mano porque el corazón estaba allá arriba
allá, donde a las espigas las baña el sol
donde el águila vuela
planeando ligerito
con las manos abiertas
la justicia metiéndose entre las grietas
en la cara curtida de esa mujer
que se abrió desde la montaña y las cabras
las cabras
chipasitos de colores
marrón blanco y negro
no se necesita más
tierra cielo y mugre de trabajo
casita de piedra
una hilera de hormigas gigantescas que saben
el regreso a casa
el regreso
a las piedras amontonadas.
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