martes, 10 de abril de 2012

Casa peste

1
La poesía se quedo en el bar
junto a lo que yo creía una luz
que en definitiva era una estrella
palideciendo negro
a todo lo que era
resto
a su alrededor.
Y nada de caras que fingir
porque en la oscuridad no hay dimensiones
escuche en una obra anónima
que la oscuridad multiplica todo y lo hace mas leve.
Pero esta vez quemaba
había un porro encendido
desde el mismo fuego naranja fluor gas butano
desde una mano
que te chupo la vida, mirando
un punto
que en definitiva era la nada
alrededor de la luz brillando en si misma
para ser mis ojos
viajando por un túnel de tiempo
para evitar
solo evitar.

2

Me observa alineando la nariz con la mira, como apuntando un fusil de guerra
entonces yo entiendo que tengo un poema y que voy a olvidarlo en lo sucesivo
sin ser oído ni visto jamas por nadie, como un beso que te robaría ya mismo.
La sombra se proyecta a 30 grados de la pared, la silueta de una rata con micrófono y mas acá, para el piso, donde me recuesto como una ameba, subo la vista y veo que es una piba con un vestido que llama increiblemente la atención. Y ahí se queda, porque todo palidece cuando bajas la vista y ves, que esta leyendo un poema rosa, adentro de su vestidito rojo, que nunca va a ser rojo.

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