Y escuchaba esa voz de lluvia, voz de R gretorsida, perdida entre las líneas de los mapas que trazan Argentina, que trazan Francia; que trazan el café de la ventana con lluvia, el pulóver azul y ella.
Reconstruyo esa voz de R gretorsida, estaqueada entre las líneas que trazan mía Argentina, que trazan Francia; también el café, la lluvia, el pulóver azul y ella. Yo inmóvil. Una a una se caen las ropas de mis uñas, y en el enraizado de mi pelo vive todavía esa voz, esa historia y La ella. Yo en mi ventana de mate, reviviendo el telo de la Rue Dauphine. (Adiós gotas, adiós)
Andate chau.